Madeira (Portugal)

Enero 2023

El equipo
Madeira, una isla de contrastes

Montañas que se hunden en el mar, túneles infinitos y curvas que llevan siempre a una vista distinta. Viajar aquí es cambiar de paisaje cada pocos kilómetros.

De tal palo, tal hastilla: viajamos madre e hija, descubriendo una isla que parece pensada para quienes disfrutan del camino tanto como del destino.

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Caminar Madeira es entenderla

Las levadas se adentran en la laurisilva, cruzan túneles y acaban en cascadas escondidas. Cada ruta tiene su propio ritmo: verde, niebla y un silencio que solo rompe el agua.

Montaña

Elevándose del mar

Madeira es pura pendiente: carreteras imposibles, miradores suspendidos y pueblos escondidos entre montes. Cada curva ofrece una vista nueva, entre el verde intenso y la roca volcánica. Los senderos serpentean entre cráteres antiguos y laderas que parecen flotar. Aquí la montaña se siente viva, envuelta en silencio y viento.

Piscinas naturales y acantilados

El mar está en todas partes. En el rugido de las olas bajo Cabo Girão, en los charcos de roca de Porto Moniz, en los pueblos tranquilos del norte donde el Atlántico golpea sin prisa. Madeira huele a sal, a roca húmeda y a libertad.

Mar y costa
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Vida y cultura

Entre naturaleza y tradición

Madeira es más que caminos y acantilados. Pueblos de casas pequeñas, jardines tropicales y calles empedradas llenas de flores. Recorrimos toda la isla, entre mar y montaña, descubriendo rincones donde la vida pasa despacio.

Los sabores de la isla

En el Mercado dos Lavradores, los colores lo llenan todo: maracuyás, mangos, guayabas, plátanos diminutos. Cerveza artesanal, espetadas al fuego y pan bolo do caco con ajo. Una noche de fado y vino de Madeira puso música a una jornada perfecta.

Los sabores de la isla
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